Se llevaron dinero, una notebook, monitor, grifería, pintura, pavas eléctricas, entre otras cosas.
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El día martes llegaron a la institución y se encontraron con que habían sido víctimas de la inseguridad.
“Estaba todo revuelto, fue una sensación fea”, dijo Federico García, Director del lugar.
Allí trabajan en la inclusión y el desarrollo de personas ciegas. “Somos una institución que trabaja con un público que nos necesita mucho”, señaló.
La conclusión fue que ingresaron desde un costado a través del patio. “A mi entender tuvieron mucho tiempo, porque revisaron todo y hasta abrieron con llaves las oficinas”, añadió.
El instituto recibe a casi 100 personas con discapacidad visual, y sobrevive gracias al aporte de más de 700 socios, y la venta de cepillos y bolsas en las sucursales de la Cooperativa Obrera.
También de aportes que provienen de las becas otorgadas por el Ministerio de Desarrollo de la Provincia, de subsidios otorgados por la municipalidad, y de IOMA y PAMI por la prestación de servicios de rehabilitación a ambas obras sociales.
Conseguir más fondos permite sostener y potenciar los proyectos de las tres áreas fundamentales: taller protegido, centro de rehabilitación y biblioteca popular, que incluye psicólogas, trabajadores sociales, terapistas ocupacionales y profesores de computación, entre otros.
“Al ser una institución de bien publico, siempre es fuerte. Es como una doble vulneración”, sostuvo García.
Se puede colaborar haciendo donaciones al alias taller.braille o acercarse al lugar de lunes a viernes de 8 a 16hs en Thompson 44 para hacer una donación.
“Nos cuesta llegar a fin de mes. Este es un golpe en medio de la crisis”, concluyó.