“El principal problema que tenemos acá es la inflación mensual”, argumentó Carlos Esteban, presidente del Colegio de Martilleros de nuestra ciudad.
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Fue sancionada el 3 de junio de 2020, y marcaba que los contratos tendrían una vigencia mínima de tres años, y que los precios podían actualizarse una vez por año.
El foco importante es que cada vez es más difícil alquilar, no solo por los precios, sino también porque cada vez son más los propietarios que optan y ven tangible vender la propiedad.
La “nueva” ley establece nuevas reglas para los contratos de locación, como el aumento de los años de duración de los contratos, precios que se ajustan una vez por año con una fórmula compuesta en un 50% por la evolución de los salarios (el índice Ripte) y 50% por la evolución de la inflación que mide el Indec (IPC), ampliación de dos a tres años de plazo, entre otras.
Sobre esto, Esteban indicó que “una actualización después de un año es un golpe durísimo porque son alrededor de un 100% y para el propietario se está fijando un alquiler que viene desactualizado de todo un año y no se va a poder actualizar en un año más. Esto ha hecho que se retiraran propiedades del mercado y hoy estamos teniendo ese problema”.
“Nunca se debe entrometer el Estado en la contratación de particulares como son los alquileres. Veníamos bien con el tema de alquileres, con una ley que venía desde el año 83-84 y desde que se hizo las modificaciones se complicó todo el tema”, agregó.
Desde el colegio de martilleros aseguran ya de por sí, el ajuste del alquiler debería ser cada tres o cada seis meses, porque aumentaría la oferta y regularizaría el mercado.
“Ahí sí estarían de acuerdo los ingenieros porque tendrían más opción para poder alquilar y tendríamos solucionado un problema que hoy es muy grave, que es la casete de vivienda”, argumentaron.
Actualmente, hay una inflación que perjudica a ambas partes “ya está perdiendo el propietario alrededor de un 25% entonces esto hace que las propiedades no se alquilan. No es rentable tener una propiedad en alquiler, el propietario (por la pérdida) prefiere ponerla en venta”, explicó el profesional.
Por último, comentó que si no hubiera inflación la situación sería distinta, porque no se tendrían que actualizar los costos de una forma tan atroz.