Lo que inició como una necesidad, hoy se convirtió en un objetivo solidario para con los vecinos del barrio Evita.
Todo comenzó como una Cooperativa de Trabajo, en ese momento comenzaron cinco mujeres del barrio Spurr.
Nació de una necesidad, ya que no podían salir a trabajar porque tienen al cuidado a sus hijos y comenzaron a elaborar baldosas. Lograron generar ingresos a través de la venta.
Al tiempo, empezaron viendo la necesidad que había en el sector, “en el barrio faltan un montón de cuestiones, la luz, servicios, y en pandemia la gente no podía salir a trabajar. Entonces, había muchos comedores haciendo comida y desayuno. Y nosotros dijimos, ‘vamos a hacer merienda'”, señaló Sofía Méndez.
Luego, se conformaron como Centro Cultural Las Flores. “Desde el centro cultural, nuestro objetivo es acceder derechos hacia los vecinos y vecinas que puedan participar o tener actividades culturales”, destacó.
Jóvenes sin memoria es uno de los espacios que tienen, donde les dan la posibilidad a los chicos y chicas de indagar en algún tema que les atraviesa en la realidad de cada uno, para después ponerlo en común con los integrantes del lugar.
Actualmente la comisión la integran diez personas, pero colaboran vecinos y vecinas. “Atendemos algunas situaciones fuera de lo que nos pasa. Viene un pibe y no tiene para comer, nosotros le damos un bolsón de mercadería”, agregó la presidenta de la comisión.
Además, pudieron brindar créditos de mejora habitacional y el “kit de baño”, a través del programa Evita para Argentina.
Se solicita ayuda
Están terminando de construir su espacio y se les hace difícil ya que abarca unos $ 600.000. Para terminarlo están necesitando un portón de tres hojas, 30 tirantes de cuatro metros, aislantes, y 280 ladrillos huecos.
Al ser autogestivos, también tienen una cuota de “socio amigo”, la cual es de $ 500 por mes y con ese dinero financian las actividades.
Para colaborar está disponible el alias: cculturalasflores.
Su trabajo y actividades se puede ver a través de su Instagram @cclasflores