El lema de este año es “Amamantar y trabajar: ¡hagamos que sea posible!”.
Del 1 al 7 de agosto, se conmemora la Semana Mundial de la Lactancia Materna, instaurada por OMS y UNICEF en 1992 cuyo objetivo es la protección, el fomento y el apoyo de esa práctica.
“La leche materna es la mejor opción, un bebé menor de seis meses no puede ser alimentado de otra forma”, nos dijo Mari Parrou, Pediatra.
Esto se contradice a lo que en realidad está establecido, ya que las licencias por maternidad son cortas y por asistir al trabajo, no se puede cumplir con la lactancia como debería ser.
“La gran mayoría de las veces no contamos con espacios donde se puedan realizar las extracciones de leche, ni puedan tener oportunidad de amamantar a su bebé. No hay lactarios en la mayoría de los lugares, lo cual es muy grave porque si por un lado estamos diciendo y promulgando esto de los beneficios de la lactancia materna y no tenemos las políticas necesarias, los medios necesarios para poder llevar esto a cabo“, argumentó.
Además, ese contacto brinda seguridad y proporciona todos los nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo óptimos del recién nacido. El calostro, que se produce en los primeros días, es suficiente para adaptarse al mundo exterior.
“El calostro le brinda inmunidad al bebé. La inmunidad es aquello que lo va a ayudar contra las enfermedades”, destacó la especialista.
Lo cierto es que no se debería tener que elegir entre trabajar y amamantar, por eso comentó que “necesitamos el apoyo del entorno para poder lograr una lactancia materna exclusiva como la mamá y el bebé merecen. Es una etapa muy importante en la vida de ambos, y en la vuelta al trabajo las mamás cargamos con estas emociones de tener que separarnos. Es muy angustiante, sin saber qué va a pasar con su alimentación”.
Los beneficios
Aparte de lo nutricional, “la leche le brinda el contacto piel a piel. Pensemos que acaba de salir de adentro de su mamá y el estar en la teta es lo más parecido a eso. ¿Por qué? Porque sigue escuchando su corazón, sigue escuchando su respiración, sintiendo su voz, su calor”, explicó Parrou.
También, favorece el vínculo.
“Si bien se puede tener un vínculo perfecto con tu bebé por más que no des la teta, el hecho de darla por cuestiones también hormonales hace sentir muy bien a la mamá”, destacó.
Y coopera en la prevención de la depresión postparto, de la anemia, porque dar la teta colabora en lo que es la contracción uterina y en disminuir las pérdidas que se va teniendo después del parto.
“Hay estudios que muestran que protege contra el cáncer de mamá y el cáncer de ovarios y contra la diabetes, hipertensión, osteoporosis. Son muchos también los beneficios para mamá, por eso dar la teta debería ser algo prioritario“, concluyó.