Las olas de frío polar llegaron antes de los previsto a la Argentina y la disparada del consumo energético, mostraron las debilidades del sistema local.
Debido a una menor disponibilidad de gas natural e infraestructura respecto a la necesaria para abastecer a los centros urbanos hizo que el Gobierno gestionara interrupciones en estaciones de servicio de GNC y en industrias para garantizar el suministro de fluido a los usuarios residenciales, cuya demanda es considerada “prioritaria”.
El Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) instruyó a las distribuidoras a identificar los usuarios que podrían sufrir cortes para poder maniobrar el abastecimiento en lo que se define administrativamente como un estado de “pre-emergencia”.
Por otro lado, las distribuidoras también recurrieron a cortes de gas en industrias que tienen contratos “firmes, pero con ventana”.
Este tipo de interrupciones suelen darse en invierno, son por un determinado volumen de metros cúbicos y son la “segunda palanca” que existe para maniobrar el abastecimiento del fluido. En concreto, se deja en ocasiones el mínimo de servicio necesario para no perjudicar a la planta.
Esta “pre-emergencia” declarada oficialmente se da en el marco de temperaturas más bajas a lo previsto para esta época del año, una planificación de suministro que resultó deficiente y el ahorro tanto en importaciones como en obras que buscó el Gobierno para sostener el superávit fiscal.